Para tener buena visión, la córnea debe ser transparente, suave y sana. Si tiene cicatrices, está hinchada o dañada, la luz no se enfocará correctamente en el ojo. Por consiguiente, la visión es borrosa o ve un resplandor.
Si la córnea no se puede curar o reparar, puede que su oftalmólogo le recomiende un trasplante de córnea. Mediante este procedimiento se reemplaza la córnea enferma por una córnea transparente y saludable de un donante humano.